Siendo las 12 de la noche de un jueves 24 de abril, a lo lejos de mi
cama contemplo el libro “Hasta la Victoria Siempre, Emelec”, imponente
entre el resto de cosas que a lo largo de estos años he coleccionado de
esTe equipo de bellos colores, viene a mi memoria un trozo del poema de
Medardo Ángel Silva: “ya que solo por ti, la vida me es amada, el día en
que me faltes, me arrancaré la vida”, y pensé: “yo podré faltarle a
Emelec cuando muera… Pero Emelec, jamás podrá faltar en mi vida…”
Y
echando una mirada atrás y recordando “todos los momentos que viví”, me
di cuenta que todo lo que me permitió ver Emelec, va mucho más allá que
solo pararse en el tablón a ver el gol: aprendí a distinguir la
grandeza cuando vi a un Cuqui Juárez tratar como hijo a cada equipo que
quería obtener la gloria a costas de Emelec, empecé a sentir la emoción
al borde del llanto cuando una chilena tan bella como letal de Augusto
Poroso sentencia y pinta de azul el año 2002, sentí la euforia cuando un
Jaime Iván Kaviedes, como si fuera cosa simple hacia 43 golazos,
recuerdo a la prensa que decía: IVAN 41, IVAN 42, IVAN 43!!!!, hasta el
día de hoy, no hay lagrima que no se asome al recodar a OTIGOL, empecé a
tener paciencia, ya que demoramos 11 años en coronarnos campeón un 8 de
diciembre del 2013, previamente me puse a llorar en Reales Tamarindos
cuando contra el Manta se dio el pitazo final que daba por hecho la
primera de todas las fiestas por el Campeonato…
Empecé a defender
lo que quería: a Emelec. Aún a costa de mi familia, que siempre me
decía (y me dice): Emelec no te da NADA, y yo sabía que es mentira, por
ejemplo: si en el 2001 la vida me castigó con 7 supletorios en el
colegio, Emelec me recompensó con el Campeonato, si en el 2002 la vida
me castigó con 9 supletorios, volvía Emelec a recompensarme con el
Bicampeonato…
Con esto, quiero decir, que no son solamente las
historias que un George Capwell, un Nassib Neme, un Augusto Poroso, un
Moisés Candelario, un Carlos Raffo, etc, ayudaron a escribir en el
Club…. Es también tu historia personal, intima, que te vincula
sentimentalmente a algo intangible, pero que te produce sensaciones casi
parecidas al amor: el dejarlo todo, con tal de volverlo a ver, una y
otra vez…
Por eso, el 28 de abril es un día tan memorable como
todos los días que juega, por eso el 28 de abril, gritaremos juntos:
EMELEC, GRACIAS POR EXISTIR!!!
“Perdona que no tenga
palabras con que pueda
decirte la inefable pasión que me devora;
para
expresar mi amor solamente me queda
rasgarme el pecho, Emelec, y en tus
manos de seda
¡dejar mi palpitante corazón que te adora!”
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